Este encantador pueblo, arraigado en la tradición pesquera, se distingue por su peculiar puerto natural y sus restaurantes de cocina tradicional. Los varaderos de madera, reconocidos como lugar de interés cultural en 2002, cumplen la función de proteger las pequeñas embarcaciones del agua salada. Se recomienda explorar tanto el pintoresco puerto natural como los restaurantes que ofrecen auténticos platos de la zona.

El paseo por los alrededores revela una variedad de paisajes: al oeste, las pequeñas calas de arena de Ses Platgetes, y al este, los majestuosos acantilados de la Mola. En las cercanías, se inicia la ruta verde 25, que sigue el histórico Camí de Sa Pujada hasta la cima de La Mola. A medida que ascendemos, nos deleitamos con impresionantes vistas panorámicas de la isla, el Racó de Sa Pujada y el Pou des Verro.

Previo a llegar a Es Caló, merece la pena visitar el castellum romano de Can Blai, vestigios de una construcción fortificada de la época romana. Los hallazgos de excavaciones realizadas en 1979 y 1980 sugieren que se trata de una obra inacabada, posiblemente de carácter privado, destinada al refugio de la población de áreas circundantes. Este sitio fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de zona arqueológica en el año 1994.